
Hace años que las películas históricas que nos llegan sobre Alemania tienen un mismo y único tema: el nazismo y el genocidio judío. Sin menospreciar la importancia de estas, ya iba siendo hora de mostrarnos al resto del mundo la realidad de un país al que le han ocurrido muchas cosas desde entonces. La fórmula de contar otra Historia alemana funcionó muy bien con “Good bye, Lenin” y debería hacerlo también con “RAF: Facción del Ejército Rojo”, no sólo por la calidad cinematográfica del film sino también por su calidad histórica.
La película trata sobre la banda terrorista RAF que operó durante los años 70 y hasta el 88 en Alemania. Los miembros de la cúpula comienzan sus andaduras durante las agitaciones estudiantiles de los años 60. En un principio, son meros actos vandálicos, pero poco a poco irán radicalizándose hasta la fundación de la banda y el comienzo de los asesinatos y los atentados.

A pesar de la duración, unos 150 minutos en cine (que se convertirán en 180 para la versión televisiva alemana) el film fluye rápidamente desde el primer momento y hasta la última escena sin encontrar ningún punto débil que haga caer la expectación y la tensión. Sin duda, la crudeza y la violencia con la que está construida es una de las tácticas que consigue esta concentración constante y es el gran punto fuerte: una realidad descarnada que ofende a la vista, pero es justa con el recuerdo. Otra de las fortalezas de “RAF: Facción del Ejército Rojo” son sus actores, una buena elección de cásting que otorga si cabe más realismo y crudeza a la película. Sin duda, fue una justa candidata a los Globos de Oro (aunque se fue con las manos vacías) y a los Oscars, donde aspira al premio de mejor película extranjera.
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