lunes, 9 de marzo de 2009

El curioso caso de Benjamin Button


El mismo título de la película, "El Curioso Caso de Benjamin Button", te da una pista sobre lo que vas a encontrar en la pantalla: un relato “curioso” con algún que otro rasgo de realismo mágico.

La película es digna de compararse con algunos relatos de García Márquez (salvando su pluma, eso es algo único) y la escenografía y la iluminación están tratadas con tanto mimo que transmiten al espectador la sensación de estar viendo una película histórica, una historia épica, un relato que no les va a dejar indiferentes y que les va a conseguir implicar y emocionar. Cabe mencionar, para regocijo nacional, que las luces de la escena de la estación y los efectos del mar son obra de unos diseñadores españoles, y si bien no figuraban entre el equipo de este film al recoger el Oscar por Mejores Efectos Especiales, se merecen un trocito de estatuilla.

La historia es peculiar, un hombre que nace viejo y con los años va rejuveneciendo, y para ese papel no encontraríamos hoy día mejor actor hollywoodiense que Brad Pitt. Su físico le facilita la tarea, es un cuarentón con cara de niño que con un poco de maquillaje aquí, arruga allá, puede abarcar personajes desde los veinticinco años hasta los sesenta. Lo sorprendente, es que los adopte todos en el mismo film, que en ningún momento el espectador se sienta engañado y que siga conservando su atractivo desde el minuto en que ya tiene sesenta años (seamos sinceros, con setenta y ochenta años hasta el mismísimo Brad Pitt pierde su encanto, sólo Paul Newman se merecía tal honor). En cuanto a Cate Blanchett, está soberbia, bella, auténtica y con la misma elegancia de una estrella del Hollywood de los años cuarenta.

Sin embargo, no es una película perfecta. A menudo, el relato marco, la historia de la mujer anciana que se muere en el hospital mientras la hija lee el diario a los pies de su cama, interrumpe el film sin justificación, nos despierta demasiadas veces de la ilusión de ese mundo paralelo de Benjamin Button para aportarnos solo en contadas ocasiones datos de interés. Además, resulta difícil relacionar la historia del reloj que iba hacia atrás y el marco histórico del huracán Katrina con el resto de la película: los planos nos indican que el director quiere decirnos algo, especialmente en la última escena en la que una riada devastadora irrumpe en el cuarto donde está guardado, viejo y sucio, el reloj; pero algo no funciona del todo si el espectador no logra captarlo inmediatamente.

Es recomendable verla, al igual que sería recomendable en el 41 ver Ciudadano Kane o en el 77 Annie Hall, porque es ya un clásico en el mismo momento de su estreno. ¿Por qué esperar años y años para reconocer un éxito?
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1 comentario:

  1. No he visto mucho cine reciente ultimamente con muchas labores de cine, pero a esta le tengo ganas, a ver si me animo a verla pronto que tengo varias pendientes. Tu crítica me anima a darle una oportunidad definitivamente.
    Un abrazo

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